Economía: Caballos y Mulas

Linares, en la segunda etapa de desarrollo económico, estuvo acompañado del transporte a lomo de mula y caballos, significo que una ves construido los primeros caminos la producción podía ser transportada a los mercados locales. 

El Gobierno local incorporo por primera ves dos eventos relacionados a este tema: "Tertulia Los Arrieros de Linares" y el "Paseo del arriero".

Milton Hugo, vocal de la junta presidio la comisión.

Hubo reconocimientos y desafíos a futuro. 

he aquí la memoria:


TODOS ÉRAMOS ARRIEROS

 

Voy a contarles, señores, que ayer cada finquero llevaba un capuchero cuando entraba en el potrero.

Antes del amanecer con la soga enlazaba a los caballos al correr, era al que lo seguían por su mancha de plata en el lomo, desde uno, dos o tres hasta cinco cada vez.

Del cesto a la bestia colocaba, el sudadero, la albarda, la sincha el freno y el cabresto. La retranca, la pechera.

Revisaba la herradura, y un poco la dentadura, y en el lomo por si acaso encontraba una matadura.

Voy a contarles, señoras, que todos éramos arrieros, colocando herrajes en las patas y los clavos en los cascos, la tenaza bien filuda, el pujamante con su martillo faena rápida y al dedillo.

Por aquellos días en el Cauchillo, se sembraba naranjilla, 20, 30 y hasta 40 costales de la pepa amarilla.

Caminar sobre el lodo y laderas curvilíneas proponía ser valiente y de raza de leones.

En los ríos y los puentes los caballos se reían, les bajaban de sus ancas los quintales que traían.

 

En el pueblo que nacía






LA MULA DEL TÍO ÁNGEL, “con los tanques de leche al anca de ida y vuelta” se enorgullecía.

EL PERCHERÓN de Don Abran “Campeón para carreras” galopaba por las piedras de los caminos del Oriente,

mansa y fiel LA MULA NEGRA DE RAFAEL, se escapaba de la muerte al pasar por esos flancos, pobres recuas agradecían los barrancos.

El caballo de nombre “SECO,” con un costal en el lomo se meneaba poco chueco, al corretear por el Cedrales y perderse en los pantanos. Pero su dueño le llamaba “Rocinante de Linares”.y montaba a puro pelo.

Perdido entre las hortiguillas, el guamal y las achieras, se prendía el 

FOSFORITO como un “el caballo de fuego” sin detenerse en su ritmo trabajaba como obrero.

Todos, los caballos del pueblo soportaban los aciales, la macana en la cabeza y la espuela en la costilla.

Todos éramos arrieros, de tostado en el bolsillo, de chicharrón de res del que come don Andrés, de pinol de Pedro Armas y panela de don Juan.









LA ERA DEL CABALLO EN LINARES

Desde 1934 la única marcha era a pie, por las trochas hechas para la cacería, luego para desplazarse dentro de la finca, que comprendió un periodo de diez años aproximadamente.

Luego la construcción del primer camino por el monte para ir al vecindario, el tramo El Chaco-San Francisco de Asís - El Cauchillo, este se convirtió en camino de herradura más adelante. Así mismo en la ruta Linares-Salahonda, y el cruce por la peña, Con el paso de los años llegan las primeras reses y caballos, y una vez introducido la naranjilla como cultivo para la venta, son llevados desde las chacras a los lugares donde llegan los comerciantes, en Papallacta, Borja o El Chaco respectivamente conforme avanza la construcción de la vía de acceso petrolero, convirtiéndose  los mulares en herramienta necesaria para el trabajo del transporte, esta es la época de oro de la caballería, pues si hoy todos tenemos celulares en aquella época todos tenían caballos, fueron tres décadas desde los 60, 70 y 80, donde los caballos eran los únicos medios de transporte y alrededor se construyeron caminos de herradura, mientras que la ganadería tomaba impulso en la producción de leche, aunque no con el mismo ímpetu; sin embargo, había que sacar la leche, desde la finca hasta el sitio de recepción en El Chaco sector de Don Chacón, o donde Don Crisanto, cada mañana eran depositados en los tanques de enfriamiento hasta que los carros de  INEDECA, carguen a su camión.

Tras el paso de los tiempos la explotación de madera en el Cauchillo le llevo a Don Pedro Armas a montar su empresa de venta de cedro, dos décadas de corte y transporte por la ruta Linares – El Cedrales, dobles puestas sobre los lomos de las mulas enfilaban por los estrechos y sinuosos caminos, cargaban en dos tramos: Cedrales Linares y Linares El Chaco.

Una recua de diez muelas, desfilaban por las estrechuras

tras los gritos de aventura, y los silbos de lejura.

Con los cedros que se iban despidiendo de su casa como hombres desgraciados arrancados de su tierra.

 

Luego de esta etapa se inician la construcción de carreteras de tercer orden que coincide con la introducción del pasto miel en los potreros y a la vez la caída de la producción de naranjilla, entonces los caballos quedaron olvidados hasta perderse uno por uno.

Como un reto a la comunidad a la par del crecimiento moderno y contemporáneo y tecnológico se debe mantener el paseo a caballo y restaurar los caminos de herradura existentes, como muestra del legado de trabajo y esfuerzo de nuestros primeros pobladores de Linares, y que se exhiba como testimonio.in situ de aquellas épocas donde la caballería representaba parte del motor económico de la población.

En este trayecto se escribieron varias e innumerables historias, como aquella que contara don Ramón…

No soy poeta de escritorio. Pero tengo corazón, a mi caballo amarillo le llamo don Ramón.

O como en medio de la nostalgia doña Carmela decía; ahora con quien vamos a conversar si ya no tenemos caminos de herradura todo es carretera, había tiempo suficiente para hablar de todo mientras se marchaba al Chaco.

En la comunidad era natural hablar de los caballos, Formaba parte de los temas cotidianos.

Con la mula que patea no se puede coquetear,

Ni las deudas en los bancos no se puede regatear.

 

Es así como todo finquero se convertía en arriero. Alguna vez en su vida. Habría montado una mula.

Por eso era importante en las fiestas realizar el juego denominado torneo de cintas a caballo.



Homenaje a los arrieros del Pueblo

Reciban este homenaje a nombre de los hombres y mujeres de Linares quiero que Uds., caballeros de Linares, nunca los olviden, sus hazañas y prodigios en los caminos lodosos de esta tierra, de sus tragedias y valentías ellos eran diestros para descender bajadas y fuertes para los ascensos, arriesgados para el cruce de los ríos, y resistentes para cruzar densas planadas.  

La tarea significaba estar dispuestos a no limitarse a las lluvias o el lodo, el dolor o el cansancio, simplemente había que cumplir la meta llegar con la noticia, entregar el encargo o entregar  la carga al comerciante, o vender en en mercado de la ciudad.

Como sabemos, uno de los desafíos era sostener el cuerpo en la faena, se constituían en pasajeros dentro del camino, el tostado de maíz o abas, el pinol y la máchica, como base de su alimentación, ayudaba a sobrevivir durante el tiempo de la misión. Podemos decir que su valentía para vencer las dificultades de la época ha formado un carácter único y con identidad para esta comunidad, son ustedes los que nos han dejado esa lección de traspasar las edades con humildad, valentía, inteligencia y trabajo.

Ahora como ciudadanos de otros tiempos no solo que recordamos sus hazañas, sino que nos desafiamos a nosotros mismos para tomar ese legado de responsabilidad, y mostrar a nuestras generaciones no de un tiempo pasado sino de un carácter en la búsqueda constante de nuevas oportunidades y desarrollo contemporáneos y modernos, somos nosotros esos constantes arrieros de a vida por eso les agradecemos y presentamos este homenaje.



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