Tripas
Una señora, pone la guatusa en el agua
caliente,
mientras, le muestra al artista
los detalles de las patas.
A lo que rebrota su curiosidad por
los ojos,
la señora sigue sacando las
tripas,
admirado el curioso exclama ¿a
que saben?
-son amargas como pepas, le
explica.
Añade, pinta el alma por favor, pinta
por dentro;
Los árboles junto al viento, nuestros
pueblos:
ellos también saben a yerba,
a palmito, a chonta curo
a maito campesino.
Ella en el fuego chamusca la guatusa
la voltea, sopla el humo que le
envuelve
sacude la cabeza, esperando
que otros vientos le saquen de
las dudas
de esas cosas amargas de la
vida.
Con su mano libre mece el sango y
le entretiene dando vueltas.
Y pregunta, ¿cómo se endulza la
vida?
Si el hombre poco sabe del
futuro
y pasa espantado cada día.
-Entonces una palabra y otra le afirma:
Ama lo que tienes, el perro
flaco, la vasija fría que se cubre de musgo,
el negro de tu pelo y la
historia de tu hijo en el rio.
Señora del Oriente, Ud. que brinca por el
lodo
que recoge cada fiesta las
raíces de la yuca
y lo eleva a los labios
¿Qué labios serán? que lo
endulzan?
Como estaría en sus manos cuando
llore
y sonría encantada del reposo?
Artista mío, Yo le pregunto; - ¿A que saben
los de aquí y los años que extraño?
La chacra, de nuestra juventud.
El rollo en que nos metimos al
amarnos.
La cuestión del 12 de febrero.
Todo el gusto que invertimos al comer
cuando hablamos de las carnes
ahumadas
y de nuestro presente de vez en
cuando.
Esta vez la señora del Oriente,
chorea agua en las tripas de
guatusa.
sacudiéndose las manos se descomplica.
Y en el fuego que calienta el vijao
se complace,
esperando masticar de su
trabajo.
Dice: en otros casos esos manes
exagerando la sonrisa para el
lente
se engordan con el pozo de la muerte
y lavándose las manos con el
agua.
nos destruyen con las tripas de petróleo.
Fin.
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